Santiago Jose Sanchez VFestiviades Marianas de Enero, Calendario Mariano5 days ago10 Views

En el sur de Francia, donde la luz del Mediterráneo baña las históricas tierras de Occitania, se alza un santuario que guarda un secreto de más de mil años: la Basílica de Nuestra Señora de las Mesas (Notre-Dame des Tables). Esta advocación no es solo una joya del patrimonio francés, sino un testimonio formidable de la resiliencia de la fe católica, que ha permanecido firme a pesar de la furia de las guerras, las revoluciones y la pérdida de su icono original.
Cada 20 de enero, la Iglesia en Montpellier celebra a su patrona local, una Madre cuya presencia se arraigó en el mismo corazón financiero de la ciudad, ofreciendo a sus hijos no solo consuelo espiritual, sino la promesa tangible de protección cívica. Su historia nos invita a redescubrir la fuerza de la intercesión mariana en medio de las realidades más concretas y cotidianas de la vida.
Para entender la singularidad de esta devoción, debemos viajar a la Montpellier medieval. La ciudad era un centro comercial bullicioso y una encrucijada vital para los peregrinos que se dirigían a Santiago de Compostela. El templo original, consagrado alrededor del año 817 , se ubicó intencionalmente en el centro de esta efervescencia económica.
El nombre Notre-Dame des Tables (Nuestra Señora de las Mesas), o Dama des Taoulas en occitano, tiene una etimología reveladora: el santuario tomó su nombre de las mesas de los mercaderes y cambistas que instalaban sus puestos en las inmediaciones de la iglesia.
Este contexto no es un simple dato histórico, sino una profunda reflexión teológica y pastoral. Al situarse en medio de las “tablas” de intercambio, la Virgen María se convertía en la guardiana de la moral y la justicia económica. El santuario actuaba como un recordatorio constante para los comerciantes: la fe debía integrar el negocio, y la búsqueda de la riqueza no podía separarse de la obligación de la caridad y la responsabilidad social.
Este mensaje resuena con la enseñanza de la Sagrada Escritura: la fe sin obras “está todo lo contrario a la fe” , exigiendo que la prosperidad se manifieste en la protección de los más vulnerables, como la viuda, el huérfano y el oprimido. Nuestra Señora de las Mesas, desde el corazón del mercado, fue un faro de la fe social en la Edad Media.
La devoción a la Dama des Taoulas alcanzó fama internacional en la cristiandad gracias a los numerosos milagros que obraba su intercesión. El cronista cisterciense Caesar de Heisterbach, a principios del siglo XIII, documentó que en Montpellier “No hay… una iglesia dedicada a Santa María, donde las curas sean tan numerosas y tan brillantes…”
El fervor era tal que el Obispo Bernard Montlaur instituyó formalmente la Fiesta de Nuestra Señora de los Milagros Tablas en 1189 , reafirmando el carácter extraordinario del santuario.
La fe en su poder protector se consolidó en la esfera pública cuando la iglesia románica (construida en 1230 ) fue apodada popularmente como las “Armas de la Ciudad de Montpelier”. Este título la investía como el palladium de la urbe, garantizando su seguridad y soberanía, y ofreciendo refugio ante calamidades como epidemias y guerras.
Este vínculo cívico se selló con el impresionante gesto del gremio de orfebres, quienes en 1327 donaron una estatua de plata de tamaño natural , un ex-voto público ofrecido en agradecimiento por la protección de la Virgen durante una plaga.
El centro de esta devoción milenaria era una imagen venerada cuya descripción nos permite conectar con la piedad medieval. La estatua, conocida como la Virgen de madera negra, representaba a la Santísima Virgen sosteniendo a su Hijo en sus brazos, y se alzaba sobre un pedestal o mesa de estilo bizantino , de donde también pudo derivar su nombre. Se decía que esta imagen estaba “extendida sobre la ciudad”, simbolizando su vigilancia continua.
Uno de los detalles más conmovedores en la historia de esta imagen está vinculado a los cruzados. A su regreso de Tierra Santa, Guilhem VI, Señor de Montpellier, se postró ante la imagen de María con el Niño Jesús y grabó una frase que se convirtió en el clamor de la ciudad: “Madre Virgen, ruega a tu Hijo para que nos ayude a todos” . Esta frase condensa la esencia de la intercesión mariana y la esperanza de la comunidad.
El destino de este icono fue trágico. En medio de los levantamientos protestantes, la imagen de madera negra fue escondida en el interior de la gran estatua de plata donada por los orfebres para protegerla. Sin embargo, el tesoro fue descubierto y sustraído por los calvinistas, y la imagen original desapareció para siempre de la historia.
Tras sufrir los estragos de las Guerras de Religión, la iglesia románica medieval fue finalmente destruida por completo durante la Revolución Francesa.
La fe de Montpellier se negó a desaparecer. Después de la Revolución, el culto a Nuestra Señora de las Mesas fue oficialmente transferido y revivido en la antigua capilla del colegio de los Jesuitas , asumiendo el nombre que hoy lleva.
La actual Basílica, construida en un hermoso estilo clásico por el arquitecto Jean Giral entre 1707 y 1748 , es un testimonio de este resurgimiento. Al no poseer la imagen original, el templo glorifica a la Virgen a través de un rico programa iconográfico barroco y neoclásico , que incluye:

Nuestra Señora de las Mesas sigue siendo un centro de vitalidad pastoral. Aunque su fiesta principal se celebra el 20 de enero , la conmemoración de sus milagros mantiene una relevancia contemporánea.
![]()
Un hecho reciente que subraya la importancia duradera de esta advocación es la continua celebración de la “Fête des miracles de Notre Dame des Tables,” un evento que atrae a miles de fieles y ha contado con la presencia de la jerarquía eclesiástica. La participación notable del Cardenal François Bustillo en las recientes celebraciones es un signo claro de la prioridad pastoral que la Iglesia local otorga a la revitalización de esta fe histórica en el corazón de Francia.
Nuestra Señora de las Mesas nos enseña que la fe es más poderosa que cualquier edificio o imagen material. Su patronazgo, forjado en el mercado y probado en la calamidad, sigue siendo una luz para los cristianos de hoy, llamándonos a integrar la devoción a la Madre de Dios con la justicia social y el cuidado de nuestra comunidad.
La información para este artículo fue verificada a partir de documentos históricos y sitios web eclesiales y de patrimonio, incluyendo:
La Madre de las Mesas te escucha. ¿Qué opinión tienes de esta advocación que se negó a abandonar su puesto en el centro de la ciudad? Si conoces una anécdota, un testimonio o tienes información sobre otra advocación que deba ser celebrada en Maria365, te invitamos a compartirla a continuación. ¡Tu fe es la que enriquece nuestra historia!



