Santiago Jose Sanchez VCalendario Mariano, Festiviades Marianas de Mayo1 hour ago4 Views

En medio de las históricas calles de Toledo, un espacio donde confluyen siglos de cultura, fe y convivencia, se despliega la profunda devoción a Nuestra Señora de la Paz. Esta advocación mariana es mucho más que una imagen; es un símbolo vivo que narra una historia de reconciliación, esperanza y protección divina, capaz de conectar a cada fiel con la riqueza cultural y espiritual de esta ciudad emblemática de España y su influjo en el mundo.
La devoción a Nuestra Señora de la Paz tiene raíces que se remontan al siglo VII, específicamente al 18 de diciembre del año 645 tras la conclusión del IX Concilio de Toledo, presidido por el arzobispo San Ildefonso, un ferviente devoto de la Virgen María. Sin embargo, el nombre y la advocación específica surgen a finales del siglo XI, en un momento crucial: el año 1085.
En ese año, el rey Alfonso VI de Castilla reconquistó Toledo, que había estado bajo dominio musulmán. Según el Tratado de Paz firmado, el templo principal, la actual catedral, debería permanecer como mezquita para los moros que habitaban la ciudad. Ante esta condición los cristianos se mostraron profundamente contrariados y trataron de forzar la posesión del templo para culto cristiano, generando tensión y enfrentamientos.
La reina Constanza y el arzobispo Rodrigo intervinieron para evitar la violencia, apoyando la causa de la paz. Pero la situación se tornó grave, hasta que inesperadamente los líderes musulmanes, temiendo represalias y deseando evitar un conflicto sangriento, optaron por entregar pacíficamente la catedral. Este acto fue interpretado por el pueblo como la intervención milagrosa de la Virgen María, que restauró la paz en la ciudad. A partir de entonces, María fue proclamada Nuestra Señora de la Paz y su festividad se celebró solemnemente cada 24 de enero, día que conmemora este acontecimiento y que refleja la promesa de conciliación y paz duradera bajo su protección.

A lo largo de los siglos, numerosos milagros han sido atribuidos a Nuestra Señora de la Paz, fortaleciendo la fe popular. Entre ellos destaca el llamado “parto milagroso” sucedido en una isla cercana a un puerto donde una mujer embarazada sobrevivió a una inundación milagrosamente, gracias a la protección del manto de la Virgen. Otros testimonios hablan de curaciones inesperadas, protección en tiempos de guerra y ayuda en momentos de peligro, reafirmando su imagen como protectora y madre amorosa que escucha las súplicas de sus hijos.
Estas manifestaciones no solo son muestras de la cercanía espiritual de esta advocación, sino también un legado que ha conducido a Toledo y a otros lugares a celebrar su imagen con esperanza y confianza.

La imagen venerada de Nuestra Señora de la Paz en Toledo se encuentra en la iglesia de San Andrés. Se presenta vestida con ricos ropajes que evocan majestuosidad y pureza, con un manto que simboliza su protección maternal. Su expresión serena transmite paz interior, su postura maternal invita a la confianza y refugio bajo su amparo. Los detalles artísticos reflejan siglos de tradición castellana y el profundo vínculo entre el arte sacro y la devoción.
Su corona simboliza su papel como Reina de la Paz, reflejando una teología mariana que realza su figura como intercesora ante Dios para el restablecimiento de la armonía en los corazones y comunidades.
En la actualidad, la devoción no ha perdido vigencia. El 24 de enero o el 29 de mayo (según distintos calendarios marianos) se llevan a cabo celebraciones solemnes en Toledo, donde miles de fieles participan en procesiones, misas y actos devocionales, reafirmando su compromiso con la paz y la reconciliación que esta Virgen representa.
Además, la advocación ha cruzado océanos y se encuentra presente con vigor en América Latina, destacando especialmente en El Salvador, donde se la invoca como patrona de la paz social y se relaciona con esfuerzos comunitarios por la convivencia pacífica.
Incluso la Iglesia Universal ha reconocido su importancia: el Papa Benedicto XV incluyó a Nuestra Señora de la Paz en las letanías lauretanas en 1917, acentuando su papel en tiempos difíciles y guerras, mostrando que su mensaje no tiene fronteras.

¿Por qué es importante Nuestra Señora de la Paz?
Porque representa la reconciliación verdadera, la esperanza de vivir en armonía y la fuerza que aporta la intercesión divina en tiempos complejos.
¿Dónde se venera principalmente?
En Toledo, España, y en diversas comunidades cristianas de América Latina, con especial relevancia en El Salvador.
¿Cuál es su fecha de celebración?
Principalmente el 24 de enero, aunque en algunos calendarios marianos se celebra también el 29 de mayo.
Al leer esta historia, el llamado de Nuestra Señora de la Paz es claro: en un mundo marcado por diferencias y conflictos, la verdadera paz se construye con paciencia, diálogo y fe. La advocación nos invita a buscar esa paz no solo en el exterior, sino en el corazón, alentando a cada creyente a ser artífice de reconciliación en su entorno.
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