Santiago Jose Sanchez VCalendario Mariano, Festiviades Marianas de Agosto3 hours ago5 Views

En el silencio de los antiguos monasterios armenios, entre colinas y lagos, resuena una voz maternal que ha consolado a generaciones: Nuestra Señora de Narek. Esta advocación mariana, profundamente arraigada en la espiritualidad y cultura armenia, no solo es un símbolo de fe, sino también un puente histórico que une oración, poesía y tradición. Reconocida oficialmente por la Iglesia Católica, esta Virgen expresa un mensaje de esperanza y amor maternal destinado a guiar y proteger a su pueblo, especialmente en tiempos de dificultad y exilio.
La devoción nace en el siglo X, en el Monasterio de Narek, ubicado en la región de Artashat, Armenia. Aquí vivió San Gregorio de Narek (951-1010), monje, poeta y teólogo, cuyo profundo misticismo y talento literario dejaron un legado espiritual invaluable para la Iglesia. Cuenta la tradición que San Gregorio, en un estado de contemplación, vio a la Virgen María con el Niño Jesús en brazos, y escuchó su llamada amorosa: “Gregorio, ven al Señor”. Este encuentro celestial, relatado con profunda emoción en sus escritos, se considera una aparición que fortaleció su fe y su obra, especialmente su famoso “Libro de Oraciones” o “Narek”. La Virgen de Narek por tanto encarna la unión perfecta entre María y la espiritualidad armenia, siendo para los fieles un refugio y guía en el camino cristiano.
![]()
Armenia, tierra de rica tradición cristiana, sufrió uno de los episodios más trágicos del siglo XX: el genocidio armenio, con millones de víctimas y un éxodo masivo de sobrevivientes. Esta tragedia marcó también el destino de la devoción a Nuestra Señora de Narek, que se trasladó con su pueblo a América, Europa y otras regiones. En Argentina, por ejemplo, la comunidad armenia construyó en Buenos Aires la Parroquia y Catedral de Nuestra Señora de Narek, consagrada en 1981. Este santuario no solo es un lugar de culto, sino también un centro cultural y pastoral que preserva la identidad y la historia armenia, ofreciendo a sus fieles un espacio para la oración y la memoria.

La fiesta de Nuestra Señora de Narek se celebra el 17 de agosto, coincidiendo simbólicamente con la cercanía a la solemnidad de la Asunción de la Virgen María, que en la tradición armenia se festeja el domingo más cercano al 15 de agosto. En esta fecha, miles de fieles se reúnen en Argentina y otras comunidades para celebrar misas especiales, procesiones y actos culturales que fortalecen su fe y reconocen la importancia de esta advocación. Aunque en Armenia la devoción no es tan difundida, en la diáspora adquiere un papel esencial para mantener viva una identidad espiritual y cultural que ha resistido la adversidad.

La iconografía de Nuestra Señora de Narek es una obra del pintor Ariel Adjemian, y está expuesta en la capilla del seminario del Colegio Armenio de Roma. En ella, María aparece con vestimentas tradicionales armenias, sosteniendo al Niño Jesús en sus brazos, en medio de un paisaje que remite al monasterio del Narek y a la naturaleza armónica que lo rodea. La expresión serena y maternal de la Virgen transmite consuelo, mientras que los símbolos de rosales y lirios que la rodean evocan pureza y amor. Esta imagen no es solo un objeto de veneración, sino un canal de comunicación espiritual que invita a la reflexión y la oración profunda.
¿Cuál es la diferencia entre Nuestra Señora de Narek y otras advocaciones marianas?
Además de su vínculo histórico con San Gregorio de Narek y el monasterio armenio, esta advocación destaca por su fuerte identificación con la historia y cultura armenia, y por ser un símbolo de protección y esperanza ante la adversidad.
¿Por qué es importante para la comunidad armenia en Argentina?
Porque es un centro espiritual que, además de su función religiosa, fortalece la identidad cultural y la memoria histórica del pueblo armenio frente a su pasado trágico.
¿Se realizan peregrinaciones a Armenia para venerarla?
Aunque en Armenia la devoción actual es limitada, sí existen peregrinaciones culturales y religiosas que incluyen la visita a los lugares emblemáticos, como el monasterio de Narek y otros sitios cristianos históricos.
Este recorrido por la historia, el arte y la espiritualidad de Nuestra Señora de Narek nos invita a reconocer cómo una advocación puede ser mucho más que una tradición: es un faro que ilumina el camino de la fe, la memoria y la esperanza, abrazando a un pueblo entero con la ternura materna de María.
¿Tienes alguna experiencia o testimonio que compartir sobre esta advocación? ¿Quieres que incorporemos más advocaciones para enriquecer nuestro calendario mariano? Nos encantaría escuchar tu opinión y contribuciones para seguir creciendo juntos en la fe.



