Santiago Jose Sanchez VCalendario Mariano, Festiviades Marianas de Agosto46 minutes ago4 Views

En medio del murmullo de una pequeña capilla en Vallendar, Alemania, en octubre de 1914, un sacerdote joven y valiente pronunció una invitación que cambiaría la historia del catolicismo moderno: “María, ven, establece tu hogar aquí”. Así comenzó la aventura espiritual de Nuestra Señora de Schoenstatt, también conocida como Mater Ter Admirabilis (MTA) —Madre y Reina Tres Veces Admirable—, una advocación mariana profundamente unida a un movimiento que ha recorrido el mundo con la fuerza humilde de una corriente de gracia.
La identidad espiritual de la Virgen de Schoenstatt
La MTA no es solo un título bonito: encarna una presencia maternal, regia y pedagógica. Para quienes han sellado la Alianza de Amor, ella es:
Esta relación no es pasiva: la Alianza de Amor es un pacto vivo, en el que María y cada persona ofrecen algo mutuamente, en un “intercambio de corazones” que lleva a una transformación personal y comunitaria.

Fue en una capilla dedicada a San Miguel, dentro del seminario palotino en el valle de Schoenstatt, donde el Padre José Kentenich selló un pacto con María junto a unos jóvenes seminaristas. Esa Alianza de Amor, aunque comenzó de forma sencilla, se convirtió con el tiempo en el corazón de un movimiento apostólico. Kentenich, más tarde, reconocería sus propias palabras de aquel día como el documento fundacional del movimiento. Desde ese momento, los schoenstattianos se comprometieron a alimentar ese vínculo con la Virgen mediante la vida espiritual, la oración y un ideal de misión
En el acta fundacional original hay seis promesas que María hace a sus hijos: establecerse en la capilla, distribuir gracias, atraer a los jóvenes, educarlos, hacérlos instrumentos aptos y emprender con ellos una obra apostólica. A cambio, pide fidelidad, una vida de oración intensa, sacrificio y contribución al “capital de gracias”.
Este “capital de gracias” no es un mero símbolo: es una idea concreta para los schoenstattianos, que se esfuerzan por santificar su vida cotidiana con obras pequeñas pero constantes.
El Santuario Original de Schoenstatt, en Vallendar (Alemania), es el epicentro espiritual del movimiento. Pero lo que hace a Schoenstatt especialmente singular es que su modelo se ha replicado fielmente en todo el mundo: hay alrededor de 200 santuarios en 35 países, todos inspirados en la capilla de Vallendar.
Estas réplicas no son simplemente copias arquitectónicas: cada santuario local permite que personas de distintas culturas vivan la espiritualidad de la Alianza sin tener que viajar hasta Alemania. En cada uno, nacen comunidades, familias, grupos juveniles, vocaciones que forman parte de esa “familia de María”.

Quizás una de las expresiones más emotivas de esta devoción es la Campaña del Rosario de la Virgen Peregrina. Sus orígenes datan de 1949, cuando Schoenstatt quiso extender la gracia del Santuario hacia las familias, especialmente en Brasil.
Una figura clave en esta misión fue João Pozzobon, laico brasileño que recorrió más de 140.000 km llevando una imagen peregrina. A través de él y otros misioneros laicos, la Peregrina ha visitado hogares, escuelas, hospitales, cárceles. Cada visita viene con el rezo del Rosario y la invitación a entrar en la Alianza de Amor.
Para muchos, esa imagen no solo es un objeto de devoción, sino un sacramento de cercanía: cuando la Virgen Peregrina llega, parece decir: “Yo estoy contigo en tu vida real, con tus alegrías y sufrimientos”.
La Alianza de Amor no es algo estático ni exclusivo de un pasado lejano: su vigencia se renueva constantemente. En un artículo reciente sobre el “espíritu de la Alianza” se recuerda que este vínculo representa un ideal de santidad, confianza, entrega y misión que debe actualizarse en cada generación.
Este espíritu ha dado forma a distintas ramas del Movimiento Apostólico de Schoenstatt: laicos, jóvenes, familias, sacerdotes, consagrados… según su carisma, cada uno vive la Alianza con un énfasis distinto, pero todos compartiendo un mismo centro.
Entre los hitos destacables también se encuentra la reconstrucción del santuario por parte de religiosas alemanas recuerdan que incluso sin visitar físicamente el original, se reconectarían con su espíritu.

La imagen venerada por los schoenstattianos se inspira en el óleo “Refugio de los Pecadores” del pintor Luigi Crosio (1898). Pero en el contexto de Schoenstatt ha adquirido una profundidad propia:
Esta imagen encarna la espiritualidad de Schoenstatt: no es una Reina distante, sino una madre que acompaña, educa y envía.
Cada año, el 18 de octubre, Schoenstattanas y schoenstattianos renuevan su Alianza de Amor. Es una fecha cargada de simbolismo: en ese día nació el movimiento, y se profundiza la identidad mariana que une a sus miembros alrededor del santuario.
¿Schoenstatt es un movimiento aprobado por la Iglesia?
Sí, el Movimiento Apostólico de Schoenstatt está reconocido por la Santa Sede y cuenta con comunidades establecidas en muchos países. laici.va
¿Se trató de una aparición mariana?
No. La devoción nació de una Alianza de Amor, no de una visión o aparición sobrenatural. schoenstatt.org
¿Qué significa “capital de gracias”?
Es una forma simbólica de expresar que los fieles aportan a la Alianza con su oración, sacrificios, acciones apostólicas, que luego se convierten en gracia. schoenstatt.org
¿Qué debo hacer si quiero asociarme o vivir esta espiritualidad?
Se puede sellar la Alianza de Amor de forma personal o comunitaria, visitando un santuario o contactando una comunidad local. Cada persona aporta su “sí” y participa en la misión de María en el mundo.
Te invito a reflexionar: ¿qué significa para vos la idea de una Virgen que no solo protege, sino que también educa y envía? ¿Has experimentado alguna gracia, consuelo o impulso espiritual gracias a la Virgen de Schoenstatt en tu vida o en tu familia?
En Maria365, el espacio es vos: si querés compartir tu testimonio, corregir algo que no coincida, proponer nuevas advocaciones para incluir o aportar datos locales sobre templos y peregrinaciones, te invitamos a escribirnos. Tu voz es valiosa para que otros lectores también conozcan y se acerquen a la Mater Ter Admirabilis.
Cada 16 de agosto, Colombia celebra con fervor la fiesta de la Virgen de Torcoroma, conocida también como Nuestra Señora de las Gracias de Torcoroma o la Virgen Morena de Ocaña. Esta advocación mariana es un tesoro espiritual que brotó literalmente del corazón de un árbol en la sierra de Torcoroma, en la región de Ocaña, Norte de Santander, y se ha convertido en símbolo de fe, milagros y esperanza para miles de fieles en Colombia y más allá.
La historia de la Virgen de Torcoroma comienza en la mañana del 16 de agosto de 1711, cuando Cristóbal Melo y sus hijos, Felipe y José, campesinos que habitaban la sierra, descubrieron algo extraordinario. Mientras talaban un árbol, el hacha se detuvo misteriosamente al encontrar una figura tallada en alto relieve en la madera: la imagen de la Virgen María, con las manos puestas sobre el pecho y mirada elevada, toda en la madera del árbol, emitiendo una luz especial y un perfume que llenaba el aire. Sin duda, fue un signo divino que cambió para siempre la vida religiosa y cultural de la región.
El hallazgo se convirtió en un símbolo de presencia materna y protectora de María, quien brotó del propio corazón de la naturaleza para acompañar a su pueblo en su cotidianidad y en sus aflicciones.

Poco después, en 1716, el Obispo de Santa Marta, Fray Antonio Monroy y Meneses, visitó Ocaña y autorizó oficialmente el culto a la Virgen, ordenando construir una capilla en su honor en la montaña. En 1906, el papa Pío X dio un gran impulso a esta devoción aprobando el culto bajo el nombre de “Madre de las Gracias de Torcoroma” y concedió misa propia e indulgencias a los fieles.
En 1963, el papa Pablo VI declaró solemne y oficialmente a la Virgen de Torcoroma como Patrona Principal de la Diócesis de Ocaña, reafirmando su especial papel en la vida espiritual de la región. Más recientemente, en 2010, el papa Benedicto XVI otorgó la Corona Pontificia a la imagen y concedió misa propia para su festividad, reafirmando el reconocimiento y la importancia que tiene esta advocación a nivel universal.
La celebración principal ocurre cada 16 de agosto y es un punto de encuentro donde convergen devotos de todas las edades, quienes peregrinan a la ermita construida cerca del lugar de la aparición para pedir protección, agradecer favores y participar en la liturgia. Esta fiesta se ha vuelto uno de los acontecimientos religiosos más importantes del norte colombiano, con procesiones, misas, ofrendas y un ambiente de comunión profunda.
En la actualidad, la devoción ha trascendido Ocaña, extendiéndose a otras regiones al punto que, desde 1961, la imagen ha recorrido varias ciudades, visitando colonias ocañeras, como la peregrinación realizada en 2025 por la región del Catatumbo, acercando la espiritualidad mariana a territorios con retos sociales y conflictos, y ofreciendo esperanza a sus habitantes.

Los relatos sobre milagros atribuidos a la Virgen de Torcoroma son numerosos y parte viva de la fe popular. El manantial de aguas cristalinas que brota cerca de la ermita es considerado un lugar de curación para enfermedades físicas y espirituales. Desde lepra hasta dolencias comunes, se conservan testimonios vivos de sanaciones atribuidas a su intercesión.
Estos milagros han sido causa de peregrinación constante, alimentando la devoción y generando un sentido de pertenencia y protección entre las comunidades. La Iglesia ha validado muchos de estos relatos, incorporando la advocación en el calendario litúrgico diocesano y concediendo indulgencias a sus fieles.
La imagen es singular porque no fue esculpida por mano humana, sino que emergió del árbol mismo, lo que le otorga un valor artístico y espiritual único. Representa a María Inmaculada, con su característica corona imperial, en postura humilde y maternal, apoyada sobre una media luna tallada, símbolo de su pureza y victoria sobre el mal.
El color oscuro de la madera ha dado nombre a la Virgen Morena de Ocaña, profundizando su identidad original con la tierra y su gente. Esta particularidad iconográfica hablar a la armonía entre naturaleza y divinidad, invitando a la contemplación y la oración profunda.
Más allá de su dimensión religiosa, la Virgen de Torcoroma es un elemento unificador para las comunidades del norte colombiano, especialmente en zonas rurales. Su historia está impregnada de la cultura campesina, que ve en ella no solo una Madre celestial sino una protectora que escucha y responde a sus necesidades.
Las peregrinaciones, fiestas patronales y tradiciones locales vinculadas a Torcoroma reflejan la identidad cultural de la región, que mezcla ritos ancestrales con la fe católica, expresando una religiosidad popular rica y viva. Desde la música tradicional hasta la artesanía, esta devoción es un motor de cohesión social y espiritualidad profunda.
La Virgen de Torcoroma es un camino de fe profundo y auténtico, que nos recuerda que en la sencillez de un árbol puede brotar la gracia; que en la naturaleza se encuentra la mano amorosa de Dios. ¿Cuál ha sido tu experiencia con esta advocación? Te invitamos a compartir testimonios, sugerir otras advocaciones para María365 y construir juntos esta rica tradición de fe y cultura.


